Los sensores Memosens ahorran tiempo, mejoran la precisión y reducen costes

©Endress+Hauser

La medición de OD tiene lugar en el medio de una laguna donde el efluente de la planta se reoxigena antes de transferirlo a los depósitos de decantación y vertido al río. Por motivos de salud y seguridad, cualquier trabajo en la laguna tienen que realizarlo dos personas, lo que convierte la calibración de sensores en planta en una tarea que requiere mucha mano de obra. "Era un malgasto de recursos", explica Ian Castle, Ingeniero de soporte de instrumentos y control eléctrico de DS Smith Kemsley.

Con los sensores digitales Memosens, todos los datos de operación y calibración se almacenan en el cabezal del sensor. Se pueden precalibrar y simplemente sustituir en campo, lo cual acorta el tiempo dedicado en los puntos de medición de difícil acceso. Ya que cada sensor mantiene sus datos de calibración, los sensores pueden rotarse periódicamente, lo que mantiene el sensor más reciente en el proceso mientras otro se limpia, calibra y se regenera en el laboratorio o taller.

Y como la tecnología Memosens ofrece una transmisión sin contacto del valor medido desde el sensor al transmisor, se evitan los problemas de corrosión, fugas y distorsión del valor medido por la humedad. Convencidos de las ventajas, DS Smith sustituyó todos sus sensores de pH utilizados en el proceso de tratamiento de efluentes por sensores Memosens y ahora tiene en fase de pruebas la introducción de sensores Memosens para oxígeno disuelto.

Según Ian Castle, la principal ventaja ha sido la ganancia en eficiencia. "Con las sondas de pH de otro fabricante, se tardaba quizás una hora en la limpieza y calibración," afirma. "Ahora podemos hacerlo en el laboratorio, en un lugar limpio, utilizando el software Memobase Plus. Solo tardo unos minutos en cambiar las sondas en planta y el trabajo está hecho. Se ahorra muchísimo tiempo, de verdad".

La precisión de la medición también ha mejorado, como prueban las lecturas proporcionadas por los dos transmisores de pH requeridos por normativa. "Existe una correlación muy estrecha entre estos dos medidores, de alrededor de 0,02 pH", explica Ian Castle. "Nuestra medición no solía ser tan precisa como esta. Probablemente se debe a que podemos realizar la calibración en un entorno mucho más controlado".

El rendimiento mejorado no ha supuesto un aumento en los costes de la empresa, de hecho, los costes de operación han disminuido puesto que se puede utilizar una solución amortiguadora más barata y común y los sensores duran más tiempo. "Los sensores Memosens cuestan más o menos lo mismo que los antiguos pero no necesito comprar nuevos todo el tiempo", confirma Ian Castle.

Una gran ventaja para DS Smith es que el transmisor Liquiline y el sensor de pH Memosens de Endress+Hauser disponen de certificación MCERTS de la Agencia Medioambiental. El cumplimiento con MCERTS le proporciona a los reguladores la confianza de que una empresa monitoriza sus emisiones. El software Memobase Plus utilizado para calibrar los sensores también ayuda con el cumplimiento, puesto que toda los registros de calibración se almacenan digitalmente. "Esta era otra gran ventaja", dice Ian Castle. "Dispongo de un registro de todas las calibraciones en caso de que la Agencia Medioambiental lo solicitara".